Dee Dwyer Cortesía del Instituto Nacional Latinas para la Justicia Reproductiva
SemMéxico, Ciudad de México, 15 de octubre, 2023.- El panorama político para el acceso al aborto ha empeorado gravemente en Estados Unidos en los últimos años. Tras años de pérdidas legislativas y legales (y sólo unas pocas victorias aquí y allá), el acceso al aborto es ahora sólo una realidad para aquellos que pueden permitirse viajar a un estado donde sea legal en los EE. UU.
Si bien estos cambios afectan a todas las personas en los EE. UU. que necesitan servicios de aborto, las latinas en particular tienen más probabilidades de verse afectadas debido a su geografía. Según la Asociación Nacional para Mujeres y Familias , en noviembre de 2022, “casi 6,5 millones de latinas (el 42 por ciento de todas las latinas de entre 15 y 49 años) viven en los 26 estados que han prohibido o es probable que prohíban el aborto.
Representan el grupo más grande de mujeres de color afectadas por prohibiciones estatales actuales o probables”.
Con tanta gente afectada por la situación actual, los defensores están analizando más de cerca las estrategias que han producido victorias históricas para el acceso al aborto en países latinoamericanos como Colombia, Argentina y México en los últimos años. A partir de conversaciones con activistas latinas de todo el mundo que trabajan en este tema, aquí hay tres lecciones que el movimiento por los derechos reproductivos en Estados Unidos podría aprender de la Ola Verde.
Estados Unidos necesita muchas estrategias regionales diferentes
Un tema que surgió en varias entrevistas fue el hecho de que Estados Unidos, aunque está bajo un gobierno nacional, tiene entornos políticos y culturales muy distintos. Un mejor enfoque puede ser reflejar cómo ha funcionado la Ola Verde en todos los países de América Latina: compartir estrategias, pero permitir que las regiones guíen sus propias direcciones.
“¿Cómo es posible que algo que funciona en Nueva York funcione en Alabama?” pregunta Paula Ávila Guillén, directora ejecutiva del Centro para la Igualdad de la Mujer (WEC). “Ni siquiera es lógico pensar eso. Algo que funciona en El Salvador no funciona en México, no funciona en Colombia, no funciona en Argentina. Puede haber similitudes en la estrategia, pero el nivel táctico tiene que ser diferente”.
Este aprendizaje proviene de errores que se cometieron al organizarse en América Latina, dice Guillén. “Durante muchos años intentamos hacer lo mismo en América Latina, tratar a América Latina como si fuéramos una sola. Como no pudimos avanzar a nivel nacional, pusimos todos nuestros esfuerzos en los niveles internacionales. Y durante años, nuestro principal objetivo fue obtener precedentes legales de esos organismos [internacionales de derechos humanos]. Necesitábamos conseguir un avance escrito muy grande. Entonces nuestro objetivo era devolverlo al suelo. Pero eso supone que todos en América Latina reaccionarán de la misma manera ante una decisión que provenga de un organismo internacional”.
En cambio, el progreso se produjo cuando grupos dentro de países específicos trabajaron para adaptar su estrategia al contexto político local y regional.
Para ser claros, siempre ha habido grupos de reproducción trabajando a nivel estatal y local en los EE. UU. Pero un gran porcentaje de los recursos se han dirigido a los grandes grupos nacionales, en su mayoría liderados por blancos, que guían las estrategias políticas y también influyen en los mensajes, además para dirigir la estrategia federal.
Jessica González-Rojas, ahora miembro de la asamblea estatal en representación de Queens, Nueva York, solía dirigir la única organización nacional centrada en la comunidad latina: el Instituto Nacional Latina para la Justicia Reproductiva. Son una organización que tiene presencia y organización dedicadas en cuatro estados. “Cuando dejé Latina Institute en 2020, [nuestro presupuesto era] alrededor de $6.3 millones. Palideció en comparación con organizaciones dirigidas por blancos, que prestaban servicios legales, que se basaban en los derechos, que no tenían un análisis de justicia y que no hacían tanta organización interseccional. Ese era el trabajo que estábamos haciendo con un presupuesto reducido. Y tuvo mucho éxito, pero la escala simplemente no fue suficiente”.
Recuperar la autoridad moral
A pesar de un supuesto compromiso con la separación de la Iglesia y el Estado en la Constitución de Estados Unidos, el debate político sobre el aborto ha estado sujeto a una gran influencia de entidades religiosas y a una conversación más amplia sobre la moralidad. Es difícil argumentar que quienes apoyan el acceso al aborto hayan ganado esos argumentos. “Siento que la oposición realmente se hizo cargo de los mensajes y realmente reclamó autoridad moral”, dice Ena Suseth Valladares, directora de programas de Latinas de California por la Justicia Reproductiva (CLRJ). Participó en una convocatoria en febrero de este año, organizada por el Instituto Nacional Latinas para la Justicia Reproductiva (NLIRJ), WEC e Ipas, que reunió a defensores de América Latina con defensores de Estados Unidos.
Valladares recuerda haber escuchado a un defensor mexicano en un panel sobre narración de historias. “Decían: recuperamos la autoridad moral. Para nosotros el aborto es una elección moral, ¿verdad? Y de alguna manera, estás violando nuestra libertad religiosa al no permitirnos decidir si queremos interrumpir un embarazo. Esa es una forma completamente diferente de hablar sobre este tema”.
“Una de las cosas que encuentro fascinante y más exitosa de la ola verde es cómo los obligamos a cambiar su discurso”, comparte Guillén. “[La oposición] fue dueña de la vida durante mucho tiempo. Fueron dueños de una familia durante mucho tiempo. Y no creo que nadie, independientemente de sus creencias, le diga que nosotros, como sociedad, no deberíamos intentar preservar la familia o la vida. Entonces nos lo quitaron, ¿no? Y les dejamos tomarlo”.
Estas lecciones sobre moralidad son particularmente impactantes provenientes de contextos extremadamente religiosos, y donde la iglesia católica todavía tiene mucha influencia política y social. En Argentina, la fe también fue fundamental para su exitosa campaña para legalizar el aborto. “El 80% de nosotras nos consideramos católicas”, dice Giselle Carino, directora y directora ejecutiva de Fòs Feminista, una alianza internacional para la salud, los derechos y la justicia sexuales y reproductivas. “De modo que nuestra fe fue fundamental para promover nuestro compromiso con la justicia social, evitar el sufrimiento y garantizar que las mujeres puedan decidir su futuro”.
“En Argentina empezamos a hablar de mujeres muriendo”, explica Guillén. “[La oposición] se vio obligada a cambiar y decir ‘salven las dos vidas’. Hablando de la vida de la madre y la vida del feto. No hemos tenido miedo de utilizar la vida”.
“Estaba afirmando las mismas cosas que afirman aquí los antiaborto, y estaban ganando ese argumento”, dice Valladares sobre el mensaje de la Ola Verde. «Para mí tiene sentido cuando hablas con otras personas que tienen sus valores religiosos muy cerca de su corazón, y escuchas a alguien que también los tiene, puedes identificarte con ellos».
Adopte una marca visual coherente, como el pañuelo verde
“Así que uno de los primeros pasos y que suena simple, pero es extremadamente poderoso, fue el uso del pañuelo”, dice Guillén sobre el éxito de la Ola Verde. «¿Por qué? Porque gran parte de la falta de cooperación proviene de estructuras creadas por los donantes. Estamos luchando por la financiación, quién se lleva el crédito o qué logotipos se incluirán en el evento, ¿verdad? ¿Cuántas conversaciones hemos tenido sobre logotipos en nuestro trabajo? Y lo bonito del pañuelo es que cualquiera puede imprimir cualquier cosa en el pañuelo y cualquiera puede escribir cualquier cosa en el pañuelo, pero todos estamos unidos”.
A Guillén también le gustan los pañuelos porque no requieren apoyo institucional ni aceptación”. También transformó el tema de ser completamente institucional a uno callejero. No es necesario pertenecer a una organización, todo el mundo puede tener un pañuelo”.
Grupos en Estados Unidos ya están empezando a adoptar el pañuelo verde y otros elementos del movimiento latinoamericano. NLIRJ recientemente colocó vallas publicitarias en Virginia con un fondo verde similar a los colores de la Ola Verde, y en una llamada reciente sobre el movimiento Ola Verde, los organizadores usaron pañuelos verdes y hablaron sobre sus colecciones en todo el mundo. Anteriormente, el verde no había formado parte de la paleta de colores de su organización.
Los pañuelos también han aparecido en marchas en todo Estados Unidos. “Cuando vi eso por primera vez en una de las marchas en Nueva York, mi corazón se derritió”, dice Carino. “Estaba tan entusiasmado con ese símbolo de solidaridad compartida y existencia compartida. Y luego lo vi en Texas y en otros lugares mucho más difíciles, y eso me da mucha esperanza para el futuro. El verde es el color de la esperanza para nosotras.
Este informe fue elaborado con el apoyo de la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios (IWMF) como parte de su Iniciativa de Salud, Derechos y Justicia Reproductiva en las Américas.
